Nutrición óptima - Infancia & Adolescencia

08.09.2010 09:39

 

El 4 de septiembre se llevo acabo la jornada denominada Salud, Nutrición y Actividad Física en la infancia y Adolescencia. El mismo evento tuvo como disertante a la Dra. Irina Kovalsky, médica pediatra,  la cual nos entretuvo por más de 8hs comentando acerca de sus investigaciones.

En este informe les comentaré acerca del primer tema que se desarrolló en la mañana y el mismo  trató sobre nutrición óptima para cada individuo en la era actual.

La doctora sostuvo que una alimentación saludable empieza desde la vida intra uterina, es decir que las madres condicionan una de las primeras pautas sobre lo que al final de nuestras vidas será nuestra alimentación.

Insistió que una manera de prevenir la obesidad futura es estimular  la lactancia materna hasta los 6 meses. Afirmando con esto que los que empiezan tempranamente con formulas tienen una mayor tendencia  a caer en una obesidad ya que de esta forma inducimos muchas veces a  una sobrealimentación de los bebes y por otro lado disminuimos la acción  del  mecanismo de autoregulación de la ingesta el cual mantiene al bebe en su normopeso.

Por otra parte a través de la leche materna se transmiten algunos gustos y los mismos son factores que facilitan la incorporación de alimentos nuevos.

Un niño que come el 100% de lo que se le ofrece es raro…

 

Aquí nos comentó acerca de la neofobia de los niños, en la cual afirmó que es una conducta alimentaria biológica y es normal que los niños la tengan, pero en la medida en la cual no facilitemos desde temprano estos gustos nuevos por medio de la lactancia materna favorecemos a la misma.

La lactancia materna también previene la hipercolesterolemia y esto lo realiza por medio de un mecanismo de retroalimentación negativa, donde uno consume colesterol y produce menos colesterol endógeno, de esta forma se crea un mecanismo de prevención con respecto a la producción de colesterol endógeno. Con este mecanismo regulador de la madre  tendremos bebes con menos posibilidades de tener obesidad, hipertensión y enfermedad cardiovascular en la vida adulta.

Dejar  librada a la propia conducta alimentaria tempranamente y confiar en la biología infantil es una manera de cuidar la conducta alimentaria futura.

Sobre este punto la doctora recomendó  que hay que confiar un poco más en la  naturaleza a la hora de alimentar en los primeros años de vida evitando una sobrealimentación, brindando alimentos saludables que no tengan agregado de azúcar y sal, dejando que la biología infantil se encargue de autorregular la ingesta que  se dará en función del gasto de energía, en función del hambre y en función de su contexto biológico.

Por otro lado acentuó que una desnutrición en el periodo crítico de crecimiento en los niños altera los órganos y los deja vulnerables para el desarrollo de diabetes del tipo 2, enfermedades cardiovasculares e hipertensión.

La mayor parte de los estudios muestran que el bajo peso del recién nacido puede predisponer también a obesidad futura, y que esta predisposición aumenta si se produce un crecimiento acelerado durante el primer año de vida.

Cuando se tiene un retraso de crecimiento intrauterino particularmente un retraso de peso y no de talla, ese retraso del crecimiento probablemente sea del último trimestre de embarazo donde no se permitió la ganancia de peso suficiente pero la talla si es adecuada.

La doctora nos relató que cuando esta situación se producía el tratamiento consistía en hacer un catch up (crecimiento recuperacional) con el crecimiento de los niños, con esto el niño aumentaba rápidamente los kilos perdidos.

Ahora se sabe que este crecimiento recuperacional favorece la resistencia a la insulina. Por lo tanto concluyó que si tenemos un niño que nació flaco la mejor opción es que continué subiendo de peso de a poco y no sobre alimentándolo ya que esto facilitará  la resistencia a la insulina.

Seguidamente la doctora señaló un punto importante en cuanto a los requerimientos nutricionales a partir del 2do y 3er año. Comentó que son similares a los adolescentes no en energía pero si en composición de los macro y micronutrientes. La principal fuente de ácidos grasos saturados son las carnes y los lácteos y es por eso que se recomendarán lácteos descremados a partir del 2do año de vida,  ya que la cantidad de ácidos grasos saturados de las carnes ya aportan la cantidad necesaria.

Son los adultos los responsables de elegir las comidas adecuadas

 

Debemos dejar de preguntar a los niños que quieren comer, porque lo único a que acarreamos es a darles de comer lo que mas les gusta, y eso hace que vaya dejando de lado otros alimentos. La alimentación no se debe considerar como un acto de placer máximo, debe nutrirnos y darnos energía.

Otro de los errores que debemos dejar de cometer es premiar con la comida o felicitar por comer toda la comida nutritiva premiando con otra comida no nutritiva. Lo único que genera esto es que el caramelo de premio sea más rico que la comida nutritiva y etiqueta a la comida con un contenido negativo.

Llegamos a la adolescencia con un chip cargado de lo que venimos absorbiendo desde la infancia

 

La adolescencia se considera  una etapa de independencia y de autorregulación donde las comidas se eligen y se hacen fuera del hogar, y es aquí donde estamos protegidos o desprotegidos a lo que el consumismo nos provee dependiendo de  nuestros hábitos y costumbres adquiridas.

La adolescencia se considera un pico de crecimiento importante donde ganamos el 45% de la masa ósea, el 20% de la talla y el 50% del peso adulto. En las mujeres es la etapa donde se recarga todo el calcio necesario que se perderá en la menopausia, y este calcio ya no se absorbe a las 30. Es decir el calcio que se consume en la pubertad no tiene forma de recuperación.

Aquí también se suma la importancia de la actividad física específicamente nos referimos a los deportes de impacto que son considerados como cofactores en los depósitos de calcio del hueso ya que produce sustancias proteicas que actúan como cofactor para el ingreso de calcio al hueso, por otro lado  la movilidad de los osteoblastos que también se movilizan por el impacto físico.

Finalmente la doctora destacó que la cantidad de energía que necesita un adolescente es tan variable que no puede obedecer  una recomendación, con lo cual la cantidad necesaria será la que le permitirá crecer sanamente, manteniendo un peso saludable sin déficit.

***Agradecimiento especial a la Lic. María Del Carmen Juré por la invitación a la Jornada.

Por: Lic. Daniela Moreno

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