Son muchos los cambios de hábitos que nos trae la temporada de invierno.
Entre los cuales podemos empezar a citar el cambio de actividades físicas al aire libre debido a las bajas temperaturas, así mismo el cambio de actividades de recreación con los amigos, el cambio de horario que nos deja con menos horas de sol para dedicarnos a nosotros mismos, y por sobre todo el cambio en lo que se refiere a nuestra alimentación.
¿Porqué tenemos la tendencia de engordar más o ser más propensos a adquirir esos rollitos que salen a flotar y a preocuparnos recién a la luz de la primavera? Exactamente ¿cuántas veces te prometiste ponerte en forma para el verano porque en invierno es la época dónde más tendemos a subir de peso? Pues bien son muchos los factores que se ven modificados a nivel del metabolismo y esto también va influenciado a nivel psicológico.
El hombre es un animal homeotermo es decir que su temperatura debe permanecer siempre dentro de determinados limites. Nuestro cuerpo y su temperatura normal que puede oscilar entre 36,5 y 37,2 °C se maneja de la siguiente manera…si la temperatura sube empezamos a sudar y en cuanto sudamos lo reponemos con líquidos… ahora ¿qué pasa si el cuerpo tiene frío? Automáticamente nuestro metabolismo basal se ve afectado por el factor clima es decir requiere de una mayor cantidad de calorías para mantener nuestras funciones vitales y la temperatura corporal del organismo.
Entonces entendiendo al cuerpo y a su necesidad deberíamos de estar concientes que de por si, el invierno y sus temperaturas harán que nuestro cuerpo pida más alimentos para generar energía.
No obstante el cuidado que debemos tener es no sobrepasarnos con la cantidad de alimentos energéticos que consumimos. Pero ¿cómo logramos combatir estos hábitos que nos dejan los rollitos a flote en pleno verano?
El plan es el siguiente...
Finalmente la idea es llegar a formar nuestra conducta alimentaría.
Es decir insertar hábitos y costumbres con el tiempo, no importa en que estación del año lo implementemos… no importa cuántas veces tengamos que volver a intentar… es hora de dejar de lado las dietas desequilibradas a las cuales recurrimos para lograr resultados rápidos para el próximo verano malgastando nuestro cuerpo y enfermándolo con uno que otros trastornos de la conducta alimentaria.
Los resultados que se logran trabajando a nivel del cambio de conducta alimentaria son duraderos no estacionarios, es por eso que insisto siempre en ir despacio pero seguro y por sobre todo estar concientes que si queremos llegar a algo que nunca llegamos tenemos que intentar hacer algo que nunca hicimos.
A ponerse en marcha se ha dicho… si el verano pasado prometimos estar en forma para el próximo, pongamos en marcha el motor que se nos está enfriando!
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